miércoles, 30 de septiembre de 2009

LOS DESAFIOS DE LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO


León Olivè nos presenta un documento relacionado con la sociedad del conocimiento, sistemas científico – tecnológicos y exclusión, donde inicialmente nos muestra una serie de ejemplos históricos y los alcances y repercusiones, tanto en la violencia que ha generado, como en el aspecto ético y la alteración de todo tipo de valores como el económico, político, militar, producción, entre otros, dando como resultado, cambios y transformaciones significativos en la sociedad en general y el poder mundial.
Pero su tesis está basada en la definición y el reconocimiento que hace a la llamada “sociedad del conocimiento” en la cual hace referencia a la creación, acumulación y aprovechamiento de la información y del conocimiento, el desarrollo de las tecnologías, de la información, la comunicación, las transformaciones en las relaciones sociales, económicas y culturales, el conocimiento científico – tecnológico, formas de organización o servicios, destinados para resolver problemas y para obtener beneficios para la humanidad. Asimismo, se refiere a la forma de producción del conocimiento en el que existe “auto – organización” , “dispersión” , “distribución” y “división” (cf. Hutchins 1996), donde la producción es distribuida en muchas unidades dispersas, pero unidas en la red de comunicación, llamada “sociedad red” por Manuel Castells (1999).
León Olivè le da sentido a su tesis con una visión aún mas, con argumentos de diversa índole como la problemática generada a nivel mundial y, específicamente a los niveles de exclusión generada por la transformación en la producción de conocimientos y las prácticas tecnológicas y tecnocientìficas en los países tercer mundialistas los cuales han quedado relegados de los beneficios de los sistemas tecnocientìficos, limitando la posibilidad de producir conocimiento, quedando tal riqueza económica en manos de unos pocos.
Paradójicamente dice (Olivè 1999 y 2004) que se ha creado una conciencia de la diversidad cultural, donde deben ser incluidos todos los grupos humanos que conforman cada región o país en una participación democrática, tanto de riqueza y de poder, como de distribución de conocimiento, para lo cual se plantea el desarrollo de la cultura científica y tecnológica que conlleve a la sociedad del conocimiento, siendo posible realizar transformaciones y reformas del estado para lograr una participación de todas las culturas y pueblos que lo conforman y que todos sus miembros reconozcan y colaboren en la construcción del proyecto y se respeten los valores que están insertados en un país pluricultural, solo así será posible estableces sistemas de innovación que transformen la sociedad en una sociedad justa que supla las necesidades básicas y la posibilidad de levar a cabo los proyectos de vida de cada uno de sus miembros.
De igual manera, estos cambios y transformaciones solo son posibles con la actitud y voluntad, tanto de cada miembro de la comunidad, como de las políticas que el estado debe adoptar en estamentos institucionales, legislativos, educativos, económicos, culturales, científicos y tecnológicos para establecer sistemas de innovación, estabilidad, desarrollo cultural y económico en los pueblos que realmente quieran acceder a convertirse en una sociedad del conocimiento.
Es necesario reconocer los derechos de los pueblos y naciones; derecho a la participación y a la educación, así como a la economía, a los medios para el desarrollo tecnocientìfico, a las relaciones interculturales sin que se haga de manera aislada entre los pueblos o culturas que integran la nación.
León Olivè hace énfasis en las acciones políticas y un marco normativo e institucional, que hagan posible el desarrollo, creación y adaptación de los sistemas tecnológicos y tecnocientìficos en una sociedad multicultural.
Pero mas importante aún, es que las sociedades desarrollen la cultura científico – tecnológica; pues estos sistemas tecnocientìficos envolverán a mas sectores de la sociedad y tienen muchos propósitos, entre otros, de intervenir en mas partes del mundo natural y social y en su transformación, siendo necesario organizar la sociedad para que, tanto grupos, culturas y pueblos se beneficien, aprovechen y apliquen el conocimiento producido, pero dentro del marco de la justicia social y el respeto a la diversidad cultural y sobre todo, el reconocimiento de sus valores y pautas de conducta que son indispensables para que funcione el sistema.
Seguidamente, Quintanilla (2002) plantea reflexionar sobre la problemática que se genera al desarrollar la cultura tecnológica y tecnocientìfica en países de América Latina, ya que muchos de sus pueblos son indígenas con diferentes culturas y carencias económicas y educativas.
Agregando a lo anterior, Quintanilla hace la distribución entre “cultura incorporada” a un sistema técnico y la “cultura no incorporada”, siendo la cultura tecnológica incorporada la que esta conformada por creencias, hábitos y valores que necesitan para que funcione de forma adecuada, incluyendo el nivel de formación y entrenamiento de sus miembros para el uso de dichas tecnologías.
La cultura tecnológica no incorporada posee rasgos culturales que se relacionan con la tecnología, pero que no están incorporados a sistemas técnicos concretos; porque no son compatibles o no los necesitan. Distinción que se hace para que dicha tecnología sea adoptada, desarrollada, aplicada o aprovechada con éxito en un grupo social determinado. Tanto la “cultura científica”, como la “cultura tecnológica”, y la “cultura tecnocientifica” pueden combinarse con el concepto de “practica”, siendo esta un sistema dinámico donde sus agentes interactúan coordinadamente entre si y con el medio para realizar tareas, propósitos, fines, proyectos, representaciones; incluyen creencias, valores, normas, reglas, juicios de valor y emociones que pueden desarrollar los grupos humanos dependiendo de las capacidades cognitivas y de acción de sus miembros y el medio en que interactúen y además de los niveles de cultura incorporada que requiere un sistema técnico bajo una evaluación crítica y de manera autónoma para cada una de sus miembros y que comprendan el potencial de la creencia y la tecnología para superar los problemas que aquejan a cada grupo en particular. Solo así se podrá lograr una sociedad de conocimiento que permita un verdadero desarrollo económico, educativo, y cultural de los pueblos.
Han sido valiosos los aportes de león Olivè en el documento sobre los desafíos de la sociedad del conocimiento, pues no solo define los conceptos que allí se encuentran, sino que hace planteamientos acordes con la realidad social de un mundo globalizado, donde muchos de sus pueblos, culturas o naciones se ven afectadas por los avances tecnológicos y científicos de los últimos tiempos, que posiblemente son la solución a los problemas de muchos pueblos, pero que requieren de una normatividad especificas para ser adoptados o desarrollados, así como de políticas educativas y económicas y sobre todo de una evaluación crítica para que no se vean afectados los valores que integran determinada cultura o grupo social.
Pero no comparto el tema sobre los niveles de exclusión de los pueblos en cuanto a beneficios y acceso a los sistemas tecnocientìficos, no pudiendo así, generar conocimiento en su grupo social. Estoy convencido que todos estos sistemas de innovación están creados para beneficio de toda la humanidad; el acceso a estos adelantos tecnológicos y científicos dependen mas de las políticas e ideologías de cada nación, pueblo o grupo cultural. Lo que se requiere, como lo sugiere León Olivè en sus propuestas, es activar las necesidades, deseos y políticas adecuadas para la apropiación, adopción y desarrollo de estos sistemas, para que generen conocimiento y sean la solución y engrandecimiento de todos los grupos sociales existentes en el planeta. Agrego además, que las ideologías religiosas, costumbres y tradiciones son el principal obstáculo para el desarrollo cultural y la producción de conocimiento de la sociedad. Por tal razón quiero resaltar el último párrafo de el escrito de León Olivè, porque en este ampliamos los aportes de este autor y la confirmación de mi postura.
“La construcción de una autentica cultura técnica, tecnológica y científico – tecnológica, por tanto, requiere un gran esfuerzo educativo desde la escuela primaria hasta el nivel universitario y de postgrado, sin olvidar todo el campo de la educación no formal, y va de la mano con la construcción y fortalecimiento de los sistemas sociales científico – tecnológicos. Esto requiere profundas transformaciones institucionales, legislativas y estructurales en el estado y en las actitudes de todos los ciudadanos. La tarea es titánica, pero sino respondemos adecuadamente a este desafió, la sociedad del conocimiento en muchos pises no será sino una etiqueta vacía más.




FREDY A JARAMILLLO M.
NIVEL VIII. Lengua Castellana


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